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Nadie puede concebir el mundo actual sin la existencia de los abogados. Hay juicios a diario en todos los Tribunales del mundo y en todas las ramas del Derecho. A diario no faltan trabajadores que han sido despedidos de manera improcedente, asesinos con varios cargos a sus espaldas, ladrones de guante blanco y raterillos de barrio, empresas contaminantes y defraudadores de Hacienda, políticos corruptos y policías que se dejan tentar por el lado oscuro, inmigrantes que necesitan asesoramiento para conseguir un permiso de residencia y víctimas de un accidente de tráfico que reclaman una indemnización, divorciadas y divorciados que andan a la greña por la cuantía de la pensión alimenticia y administrados que se sienten maltratados por la Administración... Y tampoco faltan, claro, trabajadoras sexuales que, por un motivo u otro, necesitan el asesoramiento, la representación y la defensa de un abogado.
¿En qué puede ayudar un abogado a una trabajadora sexual? En múltiples asuntos. Citaremos algunos después de destacar algo que no todo el mundo sabe y que debería ser tenido en cuenta por todos esos abogados, letrados, juristas, políticos, etc. que pregonan y defienden la abolición de la prostitución sin hacer distinciones entre las trabajadoras sexuales que lo son por voluntad propia y las que lo son porque alguien las domina y explota.
Ese algo que queremos destacar es lo siguiente: el origen de los abogados (al menos en la Antigua Grecia) se halla en el juicio contra una prostituta. Os lo explicamos a continuación.
Situémonos mentalmente en la Antigua Grecia. Hablamos del siglo IV antes de C. En aquel tiempo, los abogados estaban prohibidos. Los jueces temían que un hábil orador les sedujera en los juicios. Por eso los hombres debían defenderse a sí mismos cuando eran acusados de algo. Las mujeres, por el contrario, debían escoger un orador para defenderse ante el jurado popular que juzgaba a los acusados y acusadas de cualquier delito.
Lo cierto es que, a la hora de la verdad, muchos hombres, inseguros de su oratoria, contrataban los servicios de logógrafos jurídicos. Estos venían a ser el antecedente directo de lo que hoy son los abogados. Ellos escribían un discurso y sus clientes lo memorizaban para exponerlo ante el jurado, que recibía el nombre de Aerópago.
El caso al que nos referimos es el de Friné. ¿Quién era Friné? Una bella hetaira. Es decir: una prostituta de lujo, una escort, una trabajadora sexual high quality. ¿Su delito? Friné fue acusada de "impiedad". Es decir: de no respetar los ritos debidos a los dioses. Un delito muy gave. De los más graves que podían cometerse en aquella sociedad.
Ante la acusación, Friné pidió la ayuda de su amigo y amante Hipérides, uno de los mejores oradores del momento.
El discurso de Hipérides no conmovió al jurado y el orador tuvo que recurrir a un último intento desesperado para evitar la condena de Friné: aprovechando que ésta iba vestida de forma muy ligera, él tiró de sus ropajes y la dejó desnuda ante el tribunal. Tras desnudarla, Hipérides preguntó al jurado: "¿sería justo privar al mundo de la belleza de Friné, similar a la de la diosa Afrodita, diosa del amor.
Hipérides, no hace falta decirlo, consiguió la absolución de su representada y se convirtió en el primer abogado de la historia en defender a una trabajadora sexual. Muchos siglos después, ya en el XIX, el pintor francés Jean-Léon Gérôme representó este juicio en un cuadro.
Con la acción de Hipérides se plantó la semilla para que después, en Roma, nacieran los primeros abogados propiamente dichos. Desde entonces, son muchas las ocasiones en las que los abogados han prestados sus servicios para defender los derechos de las trabajadoras sexuales.
Sin duda, Friné no fue la última trabajadora sexual que necesitó de la ayuda de un abogado. En la actualidad, por unas causas o por otras, son muchas las que necesitan la ayuda de un letrado.
Esta necesidad de asistencia jurídica es conocida por las organizaciones y asociaciones que tienen como objetivo principal el reivindicar los derechos de las trabajadoras del sexo. Por eso muchas de estas asociaciones disponen o colaboran con equipos de asistencia jurídica y socio-administrativa para que, así, las prostitutas que recurren a ellas solicitando información, asesoramiento o ayuda puedan disponer de dichos servicios.
Con una contrastada experiencia a sus espaldas, los equipos de estas organizaciones acostumbran a destacar que las consultas que suelen realizar las prostitutas tienen que ver, prioritariamente, con alguno de los siguientes temas:
Como vemos, muchos de esas consultas tienen que ver con el hecho de que muchas de las trabajadoras sexuales que necesitan abogados sean mujeres extranjeras que han venido a trabajar a nuestro país. En ese sentido, los abogados de Extranjería les son de gran ayuda. Ellos les asesoran para poner en regla sus papeles y poder estar en España en situación de legalidad.
También son habituales, señalan los colectivos de defensa de las trabajadoras sexuales, las consultas de carácter laboral. Éstas suelen ser habituales cuando la trabajadora del sexo ejerce su oficio en un club de alterne, en un centro de masajes eróticos o en una agencia de escorts.
La pregunta que muchas suelen hacerse en esos casos es: ¿qué derechos laborales me asisten? O, directamente: ¿me asiste algún derecho laboral?
En un país en el que la prostitución se halla en una situación de alegalidad, que se reconozca legalmente a una trabajadora sexual una relación laboral con el club de alterne en el que ha trabajado es muy difícil. Difícil, decimos, pero no imposible. De hecho, recientemente se ha conseguido que a una trabajadora del sexo se le reconozca dicho derecho. Su abogado laboral hizo, en ese sentido, un excelente trabajo.
El caso del que hablamos es el de Evelin, colombiana de 45 años. Tras varios años ejerciendo la prostitución en uno de los mayores burdeles de Madrid, ubicado junto a la autovía A-6, Evelin intentó que se le reconociera una relación laboral con la empresa propietaria del local. El complejo de alterne estaba formado por el club y por un apartahotel adjunto. En este apartahotel vivía y mantenía las relaciones con sus clientes Evelin tras contactar con ellos en el club.
Un abogado ayudó a Evelin a que, primero el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, y después el Tribunal Supremo, le reconocieran dicha relación laboral. No en vano, señalaban las sentencias, Evelin había colaborado con su actividad para que los clientes consumieran en el local. O sea, y según palabras del propio Tribunal Supremo, Evelin "estaba integrada en el ámbito de organización de la empresa"
.Este caso, perteneciente al ámbito del Derecho Laboral, puede unirse a otros que guardan más estrecha relación con el Derecho Penal. En este ámbito jurisdiccional no faltan por desgracia casos en los que los abogados han sido de gran utilidad para defender los derechos de las trabajadoras sexuales.
Citaremos solo uno. Hace pocos años, un camionero de Lleida fue condenado a seis años de prisión por violar a un prostituta que se negó a ser penetrada sin preservativo. Y es que, desgraciadamente, son muchas las situaciones en las que una trabajadora sexual se puede ver envuelta en un caso judicial de estas características o de otras similares. En dichas situaciones, la asistencia de una abogado se hace imprescindible.
Uno de los asuntos que más preocupan a las trabajadoras sexuales que trabajan de forma independiente es la de disponer de un lugar de confianza en el que prestar sus servicios sexuales. Ofrecer a sus clientes un apartamento privado en el que citarse sin necesidad de recurrir a una habitación por horas o a un cuarto de hotel resulta muy importante a la hora de conseguir captar más clientes. Y si el apartamento o piso se encuentra en un lugar céntrico y bien comunicado, mejor que mejor.
Como hemos indicado anteriormente, muchas de las chicas que ejercen la prostitución en Barcelona o Madrid son chicas que, o bien acaban de llegar a España, o bien llevan poco tiempo en nuestro país y, por tanto, no conocen las leyes sobre alquiler de vivienda.
Recurrir en estos casos a los servicios de un abogado inmobiliario es una excelente idea. Él les asesorará y velará por sus intereses cuando llegue el momento de alquilar un apartamento o, si el negocio prospera, comprar un piso.
Como vemos, son muchos los temas y muy variadas las situaciones en las que un abogado puede ayudar a una trabajadora sexual. Lógicamente, un abogado también puede asesorar a una trabajadora del sexo en todos aquellos asuntos en los que asesora a una persona que se dedique a cualquier otra profesión. No en vano, las trabajadoras sexuales también heredan, se casan, se divorcian, pelean por la guardia y custodia de sus hijos, reclaman indemnizaciones, pleitean con la Administración...
