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¿Qué es BDSM?

¿Qué es el BDSM? Bondage, Dominación y otras prácticas

Bondage, Dominación, Sadismo y Masoquismo. Si tomamos las iniciales de estas cuatro palabras, ¿qué siglas obtenemos? Las de BDSM. Con ellas nos referimos a una serie de prácticas eróticas que, libremente consensuadas por quienes participan en ellas, son tomadas en algunas ocasiones o por algunas personas como el término que sirve para nombrar un estilo de vida.

Esto que hemos dicho en el párrafo anterior sería lo que, de forma rápida, contestaríamos a cualquier persona que nos preguntara sobre qué es BDSM o sobre el significado de dicho término. Le indicaríamos así que dichas siglas englobarían seis modalidades eróticas distintas: las ya citadas anteriormente más la Disciplina y la Sumisión. Relacionadas entre sí, todas esas modalidades eróticas formarían parte de lo que se conoce como sexualidades alternativas.

Muchas personas creen que para hacerse una idea ligera de cómo se practican estas disciplinas bastaría con asomarse a ese pozo sin fondo que es internet. Tecleando en nuestro buscador de referencia la expresión BDSM Tube, por ejemplo, accederíamos a un infinito listado de vídeos BDSM que, según los desinformados, podrían servirnos para saber de qué hablamos cuando hablamos de este concepto.

Nada más lejo de la realidad. En muchas ocasiones, lo que nos muestran los vídeos que circulan en la red bajo la etiqueta BDSM no es exactamente eso, sino una forma hard o extrema de practicar sexo.

En este artículo vamos a hablar del nacimiento e historia de estas, vamos a intentar perfilar a qué se refieren, y vamos a detallar cuáles son las normas que deben cumplirse para que una determinada práctica de carácter erótico pueda ser catalogada como práctica BDSM.

Práctica BDSM

BDSM: historia del término

Fue en abril de 1991 cuando el término al que dedicamos este artículo vio la luz por vez primera. Apareció en un foto de noticias por internet. Con ello, se pretendía dar nombre a algo que ya existía a finales de los sesenta y principio de los setenta.

Ese algo al que el término BDSM iba a englobar había nacido, según algunos teóricos, en el seno de determinadas comunidades homosexuales británicas y norteamericanas. Según dichos teóricos, los activistas homosexuales sadomaso de ambos lados del Atlántico habían ido creando poco a poco una subcultura que englobaba las prácticas ya citadas (Bondage, Dominación, etc.), así como al fetichismo.

En esos inicios, pues, lo bedesemero estaba ligado directamente al mundo gay. Lo bedesemero, además, era especialmente reacio a abrirse a los universos lésbico y hetero. Quien pertenecía a este mundo, además, rechazaba el que lo que se realizaba dentro de sus rituales fueran entendido solo como un juego.

Esta actitud fue cambiando progresivamente y, así, estas prácticas y el mundo que giraba alrededor de ellas fueron acercándose poco a poco a la cultura lésbica y al mundo hetero. A principios de los años 90, de hecho, ya no se veía con malos ojos que las mujeres y los hombres heteros participaran en este tipo de prácticas. Incluso llegó a aceptarse que algunas personas entendieran las diferentes prácticas como una especie de juego. Uno podía entrar y salir del BDSM y de sus rituales sin interiorizar el mismo como una especie de life style.

Sadomaso

Prácticas BDSM

Como hemos visto, son varias las prácticas que engloban este acrónimo. La inicial de cada una de ellas participa en la formación de las siglas de las que hablamos. Veamos en qué consiste cada una de dichas prácticas o disciplinas:

  • Bondage. Este término suele emplearse para hablar de una prñactica consistente en inmovilizar total o parcialmente a una persona utilizando cuerdas, sogas u otros elementos. Cercano al Shibari japonés, el arte de la atadura erótica guarda íntima relación con los vínculos que se mantenía entre amos y esclavos en el pasado y, por tanto, desempeña un rol muy importante en los juegos de Dominación y sumisión.
  • Disciplina. Este término hace referencia a las normas, hábitos y protocolos de comportamiento que, en las prácticas de Dominación y sumisión, deben seguir las presonas que se encuentran en una posición subordinada. Al hablar de Disciplina hablamos de adiestramiento, de reglas, premios puntuales y, sobre todo, castigos. Dichas reglas y dichos castigos sirven para que la persona Dominante ejerza su poder sobre la persona sumisa.
  • Dominación. Este término hace referencia al rol que asume uno de los miembros de la pareja para ejercer el control sobre el otro. Ese miembro de la pareja que asume el control sobre el otro puede adoptar muchos nombres: Amo, Señor, Dom o Maestro, en el caso de que la parte Dominante sea un hombre, y Dominatrix o Dominatriz, Domme, Señora, Ama, Domina, Madame, Mistress o Maîtresse, en el caso de que la parte dominante sea una mujer.
  • Sumisión. Con esta palabra hacemos referencia al rol complementario de la Dominación. En esta situación, la persona se subyuga y se coloca bajo las órdenes y la voluntad de la persona Dominante, obedece y acata sus órdenes y recibe sus castigos.
  • Sadismo. Al hablar de sadismo hablamos de aquéllas en las que la persona obtiene placer inflingiendo dolor o humillación a otra. Sadismo es un término derivado del famoso Marqués de Sade. Al hablar de sadismo hay que dejar bien claro que el que se practica dentro del ámbito del BDSM no tiene nada que ver con el sadismo criminal y perseguido legalmente. Como todas las prácticas bedemeseras, ésta también deben sostenerse sobre un pilar: el del consenso entre las partes.
  • Masoquismo.Del mismo modo que la sumisión es la forma complementaria de la Dominación, el masoquismo es el complemento del sadismo. Cuando hablamos de una práctica masoquista estamos hablando de una práctica bedemesera en la que el individuo experimenta dolor físico o psíquico. Los límites de este dolor, para poder hablar de BDSM, deben ser fijados por la persona que lo experimenta y esos límites deben ser respetados en todo momento.

Dominatrix

Consenso y seguridad

Al hablar del sadismo hemos señalado que uno de los pilares sobre los que se sostiene el BDSM es el consenso. ¿Qué queremos decir con ello? Que ninguna práctica bedesemera debe realizarse sin que ambas partes, la Dominante y la sumisa, estén de acuerdo en participar en ella y en hacerlo de un modo determinado y no de otro.

Para quienes formaron parte de los inicios de la cultura bedemesera en USA y en UK, el BDSM debía ser "Safe, Sane and Consensual", es decir: seguro, sensato y consensuado.

El concepto de seguridad guarda relación con el hecho de que las personas que participan en una práctica de este tipo deben conocer cómo realizarla y cómo utilizar el material necesario para llevarla a la práctica. Hay muchos tipos de dispositivos y saber cómo deben ser usados y cuáles son los riesgos que se corren al utilizarlos es una condición imprescindible para poder afrontar la ejecución de cualquier tipo de práctica con la garantía de disfrutar de ella sin preocuparse de lesiones, accidentes, etc.

Para que la seguridad exista de forma efectiva es necesario que los participantes en una práctica de Bondage, Disciplina o Sadomaso cumplan con el requisito de la sensatez. Los amantes de este tipo de prácticas no son personas desequilibradas. Una persona desequilibrada mentalmente no puede participar en este tipo de rituales y juegos. Si lo hace, se pone en riesgo ella misma y pone en peligro a su pareja.

Finalmente, los participantes en una práctica bedesemera deben estar de acuerdo sobre la forma e intensidad de la misma. El consenso es imprescindible. Sin él no existe BDSM. Y consensuar implica fijar unos límites. Para hacerlo, es imprescindible conocerse bien y conocer los propios gustos y capacidades. En ese sentido, contestar de forma sincera a un BDSM test es una buena manera de saber en qué punto se halla cada una de las partes.

Éstas, además, deben negociar lo que se conoce como palabra de seguridad. Quienes participan en una relación BDSM deben establecer una palabra o señal que sirva a la persona dominada, sumisa o esclava para, en el trancurso de una práctica, indicar que se desea parar bien sea por el grado, bien por las circunstancias, bien por la actividad que se esté desarrollando. Llegados a ese punto, no importa dónde se hallan establecido previamente los límites. Nadie está obligado a soportar lo que no desea soportar.

Fetichismo