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Para entrar en materia nos basta con decir tres nombres de mujer. Esos nombres son los de Adriana Lima, Alessandra Ambrosio y Gisele Bündchen. Reinas de las pasarelas, a estas tres supermodelos las une su profesión y algo que ha sido determinante para que hayan alcanzado estatus de semidiosas dentro de su oficio: las tres, cada una con su propio estilo, son bellas mujeres brasileñas.
Que Brasil sea el lugar de nacimiento de algunas de las modelos mejor pagadas del mundo no es casual. La mujer brasileña está asociada en el imaginario de muchas personas a los conceptos de belleza y sensualidad.
A continuación vamos a hablar de las características principales de las brasileñas. Hablaremos, lógicamente, del físico a menudo arrebatador de las brazileras, pero también de su carácter, de su forma de ser y de su manera de estar en el mundo y de afrontar el día a día. Sin duda, ahí radica también gran parte de su encanto.
¿Qué hace que para muchos hombres las brasileñas sean consideradas las mujeres más bellas del mundo?
Para dar respuesta a esta pregunta hay que analizar una serie de factores que, combinados entre sí, hacen que las féminas de este extenso y multicolorido país de Sudamérica sean consideradas el summum de la belleza femenina.
Sus largas y bronceadas piernas podrían ser uno de esos factores. Sus femeninas curvas, otros. Sus melenas brillantes en los tonos más variados (del negro más oscuro al rubio más dorado) no pueden faltar en un listado de encantos de las mujeres brasileñas. Tampoco pueden faltar, claro, sus bellos rostros. En ellos se concentra la seducción y el exotismo, ambos impregnados de algo que resulta letal: la naturalidad.
Y es que uno de los mayores encantos de las garotas de Brasil es ese aire natural y fresco que desprenden. La falta de sofisticación puede resultar deslumbrante. Y, de hecho, así resulta cuando hablamos de estos maravillosos ejemplares del sexo femenino.
Si hay un concepto que brilla en ellas con una luz especial es el de "sensualidad tropical". El Trópico se hace carne en ellas y se vuelve puro exotismo. La mezcla de razas y culturas no hace sino fomentar ese exotismo tan atractivo.
Las chicas brasileñas, además, saben cuidarse muy bien. No en vano, el de la cosmética es una de los sectores más potentes en el que es el tercer país más grande del mundo. Hace ya muchos años que una forma de depilación, la de las ingles brasileñas, hizo fortuna en todo el mundo. El término alisado brasileño, por su parte, se está haciendo cada vez más popular, al igual que lo hace la manicura o los reflejos brasileños, esos toques de color que realzan el look playero.
No se puede hablar del Brasil sin hablar de sus playas. Ir a la playa cuando se vive en lugares como Río de Janeiro, Fortaleza o Salvador de Bahía es irremediable y las mujeres guapas de Brasil que se acercan a la orilla del mar no lo hacen vestidas de cualquier manera.
Las mujeres brasileñas en la playa son monumentos andantes. Los bikinis diminutos son sagrados y para lucirlos como Dios manda hay que estar cañón. Si para ello hay que recurrir a la lipoescultura, pues se recurre. Quizás por eso hay más de 5.000 cirujanos plásticos registrados en el país.
Pero todos sabemos que la exposición al sol tiene sus riesgos. Por eso el cuidado de la piel en un país en el que broncearse es casi una religión es otro de los aspectos a los que las chicas lindas de Brasil conceden una importancia capital.
Gracias a esta pequeña suma de factores genéticos y de cuidados cosméticos y de belleza las chicas brasileras consiguen casi sin esfuerzo emular a la célebre garota de Ipanema de la canción de Vinicius de Moraes y Antonio Carlos Jobim, esa chica de Ipanema a la que se decribe como una cosa linda y llena de gracia que llega y que pasa con su balanceo, camino del mar.
Pero esta suma maravillosa de factores no sería nada si faltara en ella un elemento capital: el de la autoestima. El de saberse guapas. El de vivir cada día como si fuera a ser el último. El de intentar disfrutar de cada experiencia con toda la alegría del mundo, prueba de ello lo tenemos en cualquier escort brasileña.
El baile, las reuniones sociales, el disfrutar de la noche... todo esto forma parte de la personalidad de las chicas brasileñas. Parece inscrito en su genética. Es en ese tipo de ambiente donde una garota muestra su elocuencia y su gracia.
Divertidas, parranderas, extrovertidas, aventureras... todo eso se dice de ellas y en ocasiones se comete el error de confundir su actitud y su forma de ser con la frivolidad. Nada más lejos de la realidad. Como buenas latinas, las brasileñas pueden ser mujeres de fuerte temperamento y muy decididas. Todo ello, claro, aderezado con un romanticismo casi congénito y una dulzura y una cercanía en el trato capaces de hacer que el hombre más frío baje sus barreras y se rinda a sus pies.
Esa actitud vital, sumada a la sensualidad y la belleza natural, convierte a las escorts brasileñas que podemos encontrar en Barcelona o Madrid en mujeres irresistibles que, como si todas ellas fueran modelos, recorren calles, plazas y bulevares pisando fuerte y dejando tras de sí el rastro arrebatador de figurar por merecimientos que saltan a la vista entre las mujeres más sexys del mundo. Y muy importante, no confundir "escorts" con "putas".
