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Coprofilia

El Copro o la Coprofilia

Nada hay más personal que el sexo. Cada quien lo vive a su manera. Cada cual se excita con lo que se excita. Lo que a ti puede volverte loco de deseo a mí puede dejarme absolutamente frío o, incluso, puede provocarme un rechazo absoluto. Y al revés, claro. En ningún lugar está escrito que deba apasionarte lo que a mí me pone cachondo.

En los últimos tiempos, todos hemos ido avanzando hacia una mayor comprensión o tolerancia de los gustos de los demás. Nuestra sociedad ha ido ganando niveles de pluralidad y de apertura de mente que permiten contemplar como aceptable lo que en otros tiempos era considerado un absoluto tabú. No hace demasiado que una práctica tan habitual hoy en día como la del sexo oral se consideraba tabú tanto en su vertiente felación como en su vertiente cunnilingus. Y hoy... ¿quién de nosotros no ha disfrutado de alguna excelente y muy recordada sesión de sexo oral?

Pero hay prácticas que aún siguen bailando sobre la cuerda floja de lo que no es tan sencillamente comprensible. El Copro o Coprofilia, si duda, figuraría en este grupo.

¿De qué hablamos cuando hablamos de copro? De prácticas sexuales que, de forma más o menos directa, tienen que ver con la intervención en ellas de las heces. O sea: de prácticas sexuales en las que, de una manera u otra, está presente la mierda. La que llevamos en nuestro vientre o la que lleva en el vientre nuestra pareja. La que expelemos, por ejemplo, sobre el pecho desnudo de nuestra pareja o la que nuestra pareja defeca sobre el nuestro.

¿Cómo?, puedes preguntarte, ¿que hay quien considera excitante que le caguen encima? ¿Que hay quien tiene erecciones solo con pensar que podría cagar sobre el pecho de su pareja? Pues sí. Hay quien experimenta eso. Y hay también quien, cuando piensa en sexo del bueno, en sexo cinco estrellas, no puede dejar de pensar en el modo en que la caca, las heces, la mierda, puede introducirse en su relación sexual.

Ya lo habíamos dicho: el sexo es una cosa muy personal. Y el copro existe para demostrarlo. Por eso se llega a pagar por practicarlo y por eso es algo que se practica en muchos más países de los que imaginamos. Sin viajas a Estados Unidos, por ejemplo, y te ofrecen Cleveland Steamer (algo que se puede traducir como "vapor de Cleveland") lo que te están ofreciendo es cagar encima de tu pecho, algo que, al parecer, también le gustaba a Adolf Hitler. O eso, al menos, es lo que decía Otto Straser, uno de sus rivales en el partido nazi. Según Straser, la del copro era una de las prácticas que el Führer demandaba a su sobrina Geli Raubal durante las turbias relaciones que, al parecer, mantuvo con ella.

El scat: el sueño sexual de algunos hombres

Entre las prácticas sexuales más extrañas que podemos imaginar figura, sin duda, el scat, una práctica consistente en defecar sobre el cuerpo de la pareja o, si se considera desde una perspectiva pasiva, en experimentar cómo la pareja defeca encima nuestro.

Esta práctica sexual está asociada a tres tipos de fetichismos o parafilias. La gente del campo de la Psicología acostumbra a usar el término parafilia. Los que hablamos de estas cosas desde la perspectiva del sexo preferimos hablar de fetichismo. ¿Por qué? Porque establecemos un límite: el de ser capaz de concebir o no la sexualidad más allá del fetiche. Es decir: si a ti te atrae el tema de la mierda mezclada con el sexo y solo eres capaz de ponerte palote cuando piensas en ello o cuando experimentas con ello, eres un parafílico. Lo tuyo, entonces, sería un tema psicológico. Serías, por decirlo de algún modo, un yonqui sexual de la mierda.

Si tú puedes funcionar sexualmente sin necesidad de que la caca se inmiscuya en tus relaciones entonces solo eres un fetichista de lo copro. Es decir: aunque pensar en lo copro te hará experimentar mejores erecciones y tu nivel de excitación será más alto, tu sexualidad podrá desarrollarse sin necesidad de que lo copro esté presente. Es decir: podrás follar y disfrutar del sexo sin que sea absolutamente preciso que la mierda esté presente en tu relación.

Copro

Parafilias asociadas al scat

Una vez realizada la distinción entre fetichismo y parafilia señalaremos cuáles son los tres tipos de fetichismos o, si lo prefieres, de parafilias que se asocian a la práctica sexual del scat y al universo de lo copro. Esas tres parafilias/fetichismos son las siguientes:

Coprofilia

El coprofílico es aquél que siente atracción por el olor, la textura o la vista de las heces humanas. Es decir: el coprofílico es aquél a quien le gusta oler o mirar mierda. Ver las heces humanas les produce a los coprofílicos una excitación directamente sexual.

Coprolagnia

Esta es la parafilia más ligada directamente a la práctica del scat. En este caso, la excitación se deriva no tanto de la contemplación de las heces como del hecho de tocarlas o sentirlas sobre el cuerpo. Esta práctica, muy ligada al universo BDSM, debe realizarse, como todo en el BDSM, a partir de un acuerdo entre las partes. O sea: si yo quiero que te cagues encima mío te diré en qué parte de mi cuerpo podrás hacerlo. Y es que, lógicamente, no es lo mismo que me eches un zurullo sobre el pecho a que me lo eches en la cara. O viceversa, claro. Si cago sobre tus muslos igual te gusta. Si cago sobre tu boca, el gusto que experimentes con la experiencia puede no ser tan grande.

La práctica del scat está relacionada directamente con técnicas de dominación y, en algunos casos, con ciertas tendencias voyeuristas.

Coprofagia

Éste es, dentro del universo del copro y de la práctica del scat, la práctica más extrema, la más arriesgada y, por tanto, la menos recomendable. El coprófago es aquel que es feliz comiendo mierda. Literalmente. El coprófago se excita cuando degusta heces.

Hablar de la coprofagia no es hablar solo de un tabú. Al hablar de un acto así estamos hablando de la ingesta de algo que, además de oler y (suponemos) saber mal, no aporta nada a la nutrición humana. Ni somos moscas ni somos escarabajos. Lo que un escarabajo encuentra en una bola de mierda son nutrientes. Nosotros no encontramos eso en las heces. Lo máximo que podemos encontrar es una enfermedad. La más leve de entre ellas será una gastroenteritis. La más grave, el cólera. La hepatitis, A y B, figura también entre las enfermedades que podríamos coger si nos diera por ingerir caca.

Aunque pueda parecerte algo muy extraño, hay gente que "vende" su mierda por Internet. Y lo hace, para publicitarla, colocando en su anuncio fotografías del preciso momento en que el objeto en venta es expulsado al exterior. El precio de un tupper con mierda de primera calidad de un culito atractivo puede ser, para los amantes de lo copro, de incluso 400 euros. Del mismo modo, hay coprófilos interesados en comprar vídeos de personas defecando y, lógicamente, en citarse con otras personas que se sientan atraídas por la práctica del scat.

Copro y las escorts

Pues esta es una parafilia no muy popular entre las escorts por motivos obvios. Pero si buscas alguna chica de compañía que realice dicha práctica, te recomendamos que uses nuestro buscador de escorts. Allí encontrarás alguna prostituta que lo haga, aunque más allá de las ciudades de Barcelona o Madrid, no creo que encuentres.

Scat